Hay películas que llegan en el momento preciso. No porque el calendario lo diga, ni porque encajen en una estrategia de franquicia, sino porque de alguna manera, capturan lo que está flotando en el aire. Esta nueva entrega de Superman —dirigida por James Gunn y con David Corenswet bajo la capa— es justamente eso: una respuesta directa, casi visceral, a una sociedad que parece haber olvidado la fuerza transformadora de hacer lo correcto.
Durante años, el cine de superhéroes ha girado en torno al cinismo, al trauma, al antihéroe que rompe reglas. Y sí, fue un giro necesario. Pero también hubo una pérdida. Superman, el ícono más noble del cómic, quedó relegado, como si ya no tuviera nada que decir, o tengan cambiar su escencia para sacar algo novedoso, como fueron las historias de Injustice o The Boys, sin embargo esta película rompe con esa narrativa. Nos recuerda que ser amable en un mundo cínico es un acto de rebeldía.
A nivel personal, esta película toca una fibra que para muchos ha estado escondida. “En mi vida siempre me enseñaron que hacer lo correcto era mal visto”, es algo que se reflejaba no solo en Ecuador sino en muchas partes del mundo. “El que mejor mentía, el más astuto, el infiel, el que se aprovechaba de los demás… ese era el exitoso.” En ese contexto, encontrarse con un Superman que sigue creyendo en la verdad y la esperanza es una cachetada emocional.
Sinopsis breve y contexto dentro del nuevo Universo DC
La película marca el reinicio del universo cinematográfico de DC bajo el mando de James Gunn, y lo hace con una historia que mezcla lo clásico con lo contemporáneo. No se trata de una historia de origen tradicional —no vemos Krypton explotar por enésima vez—, pero sí de una etapa temprana en la vida de Clark Kent como Superman, mientras intenta equilibrar su identidad como periodista y como alguien que intenta hacer lo correcto.

Metropolis vuelve a ser el centro del relato, con un Daily Planet lleno de dinamismo. Lois Lane (interpretada con frescura y garra por la talentosa Rachel Brosnahan ) y Jimmy Olsen (Skyler Gisondo) dan al reparto una vibra juvenil y clásica al mismo tiempo. ¿El villano? A mi opinión, No es la parte más sólida del film, pero actúa como catalizador de un relato que tiene más que ver con el «cómo ser una buena persona en tiempos turbios» que con salvar el mundo de una amenaza galáctica o de pelear contra el mal como lo hemos visto varias veces en Marvel.
James Gunn —acostumbrado a personajes marginales, rotos y caóticos— toma aquí un personaje impecable y lo baja a tierra sin ensuciarlo. Un verdadero reto ya que siempre lo vimos construir personajes rotos o que tuvieron un pasado triste, y es ahi donde da en el clavo.

David Corenswet como Superman: una capa de vulnerabilidad

David Corenswet tenía un reto colosal: suceder a Henry Cavill y reinterpretar al ícono más limpio de todos. Pero lo consigue. No porque sea más musculoso, ni porque vuele mejor, sino porque proyecta algo más escaso en estos tiempos: inocencia sin ingenuidad.
Este Superman no lo sabe todo. Comete errores. Duda. Pero sigue creyendo en lo mejor de las personas. Y en esa creencia se parece más a nosotros de lo que pensamos. Como me di cuenta después de ver la película “Todo cambia cuando haces lo correcto, no por lo que piensen los demás, sino porque tú lo consideras correcto”. Ese es exactamente el viaje de este Superman.
No es el más fuerte, ni el más intimidante, pero sí es el más inspirador en décadas. Y eso, en medio de tanto cinismo pop, es revolucionario.
En si representa el símbolo que muchos pensamos había desaparecido, pero que nos motiva a ser mejores
Producción con corazón: James Gunn rescata la esencia del cómic Silver Age
James Gunn tiene un estilo inconfundible: sabe construir mundos excéntricos, personajes adorables y tramas que, sin darte cuenta, te destrozan el corazón. En Superman, cambia ligeramente la fórmula: reduce el sarcasmo, eleva la calidez y rescata la esencia de los cómics de la Silver Age.
La paleta de colores es viva. Los trajes no tienen texturas alienígenas ni mil placas de metal. Aquí vemos un Superman azul brillante, con capa que ondea, calzoncillos por fuera en un mundo que no teme ser colorido.
Además, hay detalles encantadores como la relación con Krypto —el famoso perrito kryptoniano— que conecta con lectores nostálgicos y da lugar a escenas realmente conmovedoras. Sí, puede parecer cursi, pero hay algo refrescante en que una película de superhéroes vuelva a tener alma.
Es una película que nos muestra ese lado inspirador al que queremos alcanzar, sin importar lo que digan los demás o si si ya estas grande para eso o si da cringe.
Puntos fuertes: mensajes, personajes secundarios y momentos clave

Uno de los aspectos más potentes del film es su mensaje principal: la amabilidad es un acto radical. En una escena clave, un personaje afirma: “Quizás ser gentil ahora es punk rock”. Esa línea, tan simple y poderosa, resume el espíritu del film, justo en momentos en donde quebrarse podría haber sido la opción más sencilla.
La película no se ahoga en diálogos explicativos, pero sí deja frases que calan. Y en medio de las explosiones, aliens, hoyos negros y los rescates, también hay momentos íntimos, como Clark reflexionando sobre su lugar en el mundo o cómo responde a ataques verbales sin caer en provocaciones.
Los personajes secundarios también brillan: Jimmy Olsen tiene un carisma arrollador; Lois Lane no necesita que la rescaten; y Krypto se roba cada escena que aparece, quizas el que se llevo el aplauso de todo el cine.
Si tuviera que resumir en lo que pienso seria así: “Quizás esta no sea la mejor película de superhéroes, pero rescata al más grande de todos y le devuelve la esencia que, quizás, perdió por tratar de encajar”.
Comparativa con versiones anteriores: Cavill, Reeve y la nueva visión

Comparar versiones de Superman siempre es un terreno delicado. Christopher Reeve fue el pionero. Henry Cavill, el dios griego de mirada melancólica. Brandon Routh, el homenaje. David Corenswet no intenta ser ninguno de ellos, sino solo él.
Corenswet toma el legado de todos y le suma humanidad, sin hacerlo más oscuro. No es un mártir, no es un modelo de perfección. Es un joven con poderes que intenta entender el mundo. Como muchos de nosotros. Al hacerlo conecta con miles de personas que quizas sienten lo mismo y solo tratan de hacer lo mejor y seguir adelante.
Si bien la versión de Henry Cavill me gustaba por la estética, esta me gusta por su esencia. Es como decir que antes comía una hamburguesa, que en algún punto cambio su receta por vender más, pero que volvió a su receta original la cual no les gustará a todos pero otros la amarán.
Impacto emocional y cultural: cuando lo correcto es un acto punk

Quizás uno de los aportes más valiosos de la película es que nos confronta con el tipo de personas que somos. ¿Gritamos al que nos choca en la calle? ¿Insultamos por Twitter al que piensa distinto? ¿Nos burlamos en comentarios de alguien por su aspecto?
La película nos invita a otra cosa. “En un mundo donde es fácil ser el villano, ser un héroe es aquello que causa una disrupción”.
Y esa disrupción no tiene que ver con salvar el planeta, sino con pequeños gestos: dejar pasar a alguien, alimentar a un animal en calle, pagar lo justo, no saltarse la fila, a pesar de que parezca de que estas nadando contra corriente.
Eso, hoy por hoy, es verdaderamente revolucionario…
Conclusión: ¿por qué esta película era la que necesitábamos?
Superman 2025 no es la película perfecta. Pero acierta en lo más importante: rescatar al héroe que habíamos olvidado y que quizas todos lo tenemos dentro.
Es una película que no busca likes ni memes. Busca tocar algo más profundo: ese deseo de ser mejores, aunque el mundo nos empuje a lo contrario. Y lo logra. Con fallos, sí. Con defectos. Pero también con un alma poderosa.
Superman puede significar muchas cosas para muchas personas, pero para mi es un modelo de como seguir adelante a pesar de todo el odio, la ira las frustraciones que parecen hacerte retroceder, y una pelicula que hable de eso en estos tiempos, lo convierte en una joya.
Entonces porque en mundo de Homelanders, no intentamos ser lo que el gigante de hierro aspiraba ser: Superman…
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